La propiedad intelectual bajo la lupa
En la realidad actual un país que apuesta por estimular la creatividad e incentivar la innovación, es un país que vislumbra en la propiedad intelectual la herramienta predilecta para alcanzar el éxito, ya que a través de ésta se incrementa la cultura y el desarrollo económico y tecnológico, se agiliza y diversifica el comercio internacional, se impulsa la creación y el fortalecimiento de las empresas, teniendo como consecuencia, que sea un país, competitivo y próspero, permitiendo así que brinde bien estar social y mejor calidad de vida a su población.
Debido a la cada vez más preponderante relevancia que dicha parcela del conocimiento representa para el sector económico, como se había mencionado en contenidos anteriores, México ha dedicado una gran parte de su agenda en los últimos días, a entablar re negociaciones con aliados estratégicos con la finalidad de modernizar sus relaciones comerciales.
Siendo el “Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación entre la Comunidad Europea y sus Estados Miembros, por una parte y los Estados Unidos Mexicanos, por otra” (TLCUEM) y el Memorándum de Entendimiento (MoU) en el campo de Indicaciones Geográficas (IGs) en materia de Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen, claros ejemplos de la búsqueda de nuestro país por abrir y ampliar sus relaciones comerciales con otros agentes económicos preponderantes, sin embargo, vale la pena no perder de vista el hecho de que;
1) Hoy día nuestra regulación interna no contempla la protección a las indicaciones geográficas,
2) Que en la lista de 350 productos a propuesta de protección por la EU, aparecen nombres como Manchego, Gruyere, Feta, Roquefort, Gorgonzola y Parmigiano Reggiano, que sin duda causaran un impacto en las empresas en nuestro territorio, que tiene como actividad principal la producción y comercialización de quesos y
3) Que este tipo de acuerdos representa una mella en los intereses de los productores de nuestro país vecino.
Por supuesto no hay que olvidar él tan controversial Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o North American Free Trade Agreement (NAFTA), cuyas mesas de re negociación relativas a su Sexta Parte Capítulo XVII Propiedad Intelectual, se llevaran a cabo al final como estrategia de desgaste por parte de Estados Unidos, quien dicho sea de paso, está muy interesado en:
1) Examinar y adecuar dentro del instrumento lo relativo a la explotación ilegal de contenidos audiovisuales en medios y plataformas digitales,
2) En la valía de Propiedad Intelectual como elemento de inversión extranjera y
3) En las telecomunicaciones y radiocomunicaciones (incluida su relación con la Propiedad Intelectual).
Mientras que Canadá por su parte, no quita el dedo del renglón en lo que concierne a crear un tribunal permanente que dirima controversias vinculadas a la Propiedad Intelectual en inversiones extranjeras, en expropiación directa e indirecta, en controversias entre políticas de salud pública y derechos exclusivos de explotación.
En conclusión, es aplaudible que México realicé este tipo de esfuerzos, pero debe mantener siempre a la Propiedad Intelectual bajo la lupa, es decir, visualizar el alcance de lo acordado en todos los aspectos, tener en claro lo que ofrece y lo que desea obtener a corto, mediano y largo plazo, permear ese espíritu de avanzada al ámbito interno, propiciando una modernización integral en la materia, para que se adapté a las necesidades actuales y estar en mejores condiciones de ampliar su panorama de negociación, después de todo, “hay un nuevo dragón en el mar de la Propiedad Intelectual”.